Mujeres valientes en la tradición oral

Tenemos tan poco conocimiento de la gran variedad de historias que se han transmitido de forma oral, yo la primera, que muchas veces nos quedamos con la idea de que los cuentos de antes, los cuentos populares, eran una correo de transmisión perfectamente engrasada de los ideales patriarcales.

Pero cuando uno comienza a nadar en las profundas aguas de la literatura oral, esto es los libros que recogen lo que la gente común y corriente se contaba en las largas noches de invierno, o en las celebraciones especiales, entonces se da cuenta de que muchas veces los cuentos han sido espacios de resistencia.

Yo he agrupado algunos de esos relatos en una propuesta de narración de una hora, donde solo cuento cuentos de mujeres valientes, de todo el mundo, de muchas culturas distantes, pero con el denominador común de hablarnos acerca de las preocupaciones de las mujeres, y como afrontan desafios para lograr soluciones.

Desde Islandia a Canada, pero pasando porAsía y África, vamos a descubrir historias maravillosas llenas de magía y valor, aventuras capaces de deshacer imperios, o de llegar al corazón de las más ariscas criaturas.

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Merece la pena contarlo

Cuentos casi olvidados de la peninsula ibérica

Toda la culpa fue del Oricuerno, y de La niña de los tres maridos también. Me gustan tanto estos dos relatos que me puse a buscar, como mala de la cabeza, otros relatos que tengan su origen en estás tierras peninsulares, y así es como llegué a completar un colección que facilmente puede llenar tres horas, o más fácilmente aún, puede convertir está sesión en tres sesiones diferentes, porque hay tantos que da gusto escucharlos. Y son tan actuales que no deberíamos dejarlos en el olvido.

Feria del libro de Trujillo 2023

Este año vuelvo a la Feria del Libro de Trujillo. Ya no recuerdo cuando fue la última vez. Sé que Lulú, que nacio en 2017, no vivio una presentación en Trujillo, pero no recuerdo la razón. su hermana mayor… «Fragiles biografías» (2015) sí se había puesto de largo en la primera feria del libro que se hace en Extremadura. después vino la pandemia, y no fue posible presentar «Ese silencio exigente» como hubiera sido mi deseo.

Pero este año, para sacarme la espinita, voy a presentar libro en el primer día de feria, justo antes de que Luis Alberto de Cuenca haga la inauguración oficial.

Y el jueves por la mañana, casi como si él o yo fueramos un bocadillo, en mi caso vegano, abro la mañana con mi propuesta de «Merece la pena contarlo. Cuentos casi olvidados de la Peninsula Ibérica»

De modo que con está doble alegría, me reencuentro con Trujillo, con su Fería del Libro y con mis dos vocaciones, escribir y contar de viva voz. Afortunadamente no tengo que elegir, porque nunca sé que me gusta más.

De boca en boca

Seguramente esta es mí oferta con más solera. Lleva 20 años moviendose por el mundo con ese titulo, sin embargo no siempre incluye los mismos cuentos. La tradición oral del mundo es mi pasión y la acción narrativa es cooperativa al cien por cien.

Siempre comienzo preguntando «¿De donde quieren un cuento?» me refiero a espacios grandes, como Europa, Asía, América, Oceania o África, la reina de mi corazón. Cuando ya tenemos el lugar de origen y segun el espacio, el público, los comentarios que flotan en el aire… entonces se me viene a los labios un cuento inesperado, el cuento del momento.

Y así, de sorpresa en sorpresa se va desarrollando este cuentacuentos que tiene un titulo inalterable y un contenido siempre cambiante.

Una de las cosas que más hacemos las personas que amamos la tradición oral es leer antologías de cuentos. No es raro que para mi cumpleaños o para las celebraciones de invierno yo tenga una lista de libros que incluyan estas públicaciones, aunque después no las aprendo de memoria, ni las leo en voz alta, sino que las hago mías y las cuentos tal como era su función original, ser parte viva de una comunidad.

Cucha- Encuentro de Narración Oral

Hoy y mañana en Los Santos de Maimona estaremos hablando sobre y prácticano desde la Narración Oral.

Cucha es un espacio de encuentro y diálogo para personas de la narración y para personas que disfrutan y utilizan la herramienta de la Narración Oral en sus quehaceres laborales.

Un espacio que ofrece a los diversos públicos lo mejor de la narración oral en nuestro país, que se pregunta por la perspectiva de género en el cuento popular, que pone en la palabra y en la escucha el acento, para hacer de la oralidad un disfrute. Que combina mesas de debate y charlas pausadas con la exhibición de narradoras y narradores en las mejores condiciones.

El logo es una declaración de intenciones, creación de la diseñadora Noelia González, nos remite a una raíz, pues es la narración oral la forma más antigua de comunicación, comunicación enraizada a la tierra y a la tradición con la mirada del siglo XXI. Ahora más que nunca, en una sociedad digitalizada y tecnológicamente avanzada, desde Cucha, os invitamos a disfrutar de la narración oral, conectar con las historias, los relatos, leyendas…que nos ayudan a reconocernos como comunidad.

Esta primera edición tiene sabor extremeño. Nace avalada y con el apoyo fundamental de las narradoras y narradores extremeños Carmen Ibarlucea, Pep Bruno, María Fraile y Laura Moreira.

Comenzará hoy viernes 24 a las 20h. con el espectáculo de narración de Moreira “El punto erótico y su punto”.

El sábado una mesa redonda: “Contar y escuchar cuentos en estos días” con Pep Bruno, el educador Silverio Olmedo y yo misma. Una mesa abierta al público, con tres intervenciones de los ponentes que abrirán un diálogo sobre la importancia de los cuentos en el mundo de la educación, en la familia, en el público adulto, con una mirada al cuento desde nuestros días.

Por la tarde, a las 19h., terminaremos con una ronda de cuentos para público adulto con Carmen Ibarlucea, Pep Bruno y María Fraile.

Todas las actividades se harán en Sala Guirigai, la asistencia a la mesa redonda será libre y los espectáculos tendrán un precio de 5 euros.

Un espacio de encuentro y diálogo para cuentistas y sus diferentes perspectivas y repertorios. Un espacio que ofrece a los diversos públicos lo mejor de la narración oral en nuestro país, que se pregunta por la perspectiva de género en el cuento popular, que pone en la palabra y en la escucha el acento, para hacer de la oralidad un disfrute. Que combina mesas de debate y charlas pausadas con la exhibición de narradoras y narradores en las mejores condiciones.

Bebecuentos

Las rimas y las retahílas son una forma fácil y muy agradable para iniciarnos en la oralidad.

Está sesión está pensada para personas muy chiquitas, buscando ofrecerles atención, la que se merecen y también un poco de diversión hablada.

Enriquecer su mundo a traves de la palabra. Ampliar su vocabulario, cuando recien esten comenzando a comprender, a hablar, a expresarse.

Tener un tesoro de emociones y no poder compartirlo es una de las situaciones más tristes para el ser humano. Son muchas las culturas que ponen un gran esfuerzo en ofrecer a sus componentes, desde la infancia, un gran número de palabras al alcance de su desarrollo intelectual.

Por eso son tan importantes las canciones tradicionales, con sus sencillos juegos de repetición.

Dada mi inclinación por la tradición oral comienzó estas sesiones con poemas populares breves que llevan cantandose desde tiempo inmemorial, y otros más modernos. Sin embargo, no puedo dejar de lado la literatura y por eso, no faltan en mis sesiones poemas sencillo de Lorca o de Gabriela Mistral, excepcionales por su ternura y su capacidad de conectar con lo fácil y con lo dificil.

Contar para madres

Tengo algunos espectáculos prefijados, sesiones de cuentos que he trabajado y que encajan como un engranaje perfecto gracias al paso del tiempo y al uso, porque han ido, de tanto contarlos, logrando conformar un micro universo en equilibrio. Son mis apuestas seguras, son esas sesiones donde sé que aunque nadie cuenta el mismo cuento dos veces, me siento a salvo de mi misma. A salvo de este síndrome de la impostora que me acompaña desde hace veinte años.

Pero a veces sucede, demasiadas veces sucede, que me piden algo especifico para el lugar, el día o un público concreto. Estoy acostumbrada también a eso, a preparar una sesión de cuentos en cinco días, a lanzarme sin elástico de seguridad, y a temblar de miedo tras la sonrisa justo antes de empezar. Pero, reconozcámoslo, la vida es un desafío continuo y vivir del cuento no es solo cobrar por algo a lo que la gente no otorga demasiado valor racionalmente – aunque después a todo el mundo le gusta demasiado – es también literalmente estar recorriendo el viaje del héroe a cada paso, es estar viviendo el cuento.

A veces, las sesiones a la medida resultan un tanto forzadas, y uno las termina sin ganas de repetir, pero otras veces, las sesiones a la medida resulta que son a tu medida. Eso me ha sucedido a mí con un encargo extraordinario que me han hecho desde el espacio infantil «El camino» de Cáceres. Ustedes pensarán que me pidieron algo sencillo como contar a bebés – toda persona que se precie de ser cuentacuentos sabe como contar a bebés – o un cuentacuentos de 3 a 6 años, o quizás un cuentacuentos con magia para una fiesta… son las ideas lógicas que uno maneja al pensar en un espacio infantil. Pero la verdad es que además de personas pequeñas, los espacios infantiles se nutren y sostienen por las familias que confían en ellos, y reconozcámoslo, a día de hoy, tristemente, se nutren y se sostiene por el aporte extra – no solo monetario – que hacen las madres.

De modo que en «El camino» se propusieron hacerles un regalo, y ahí aparezco yo, porque el regalo era una sesión de cuentos solo para madres.

Eso sucedió el día 3 de mayo y a día de hoy todavía lo estoy disfrutando. Cuando me lo propusieron dije que sí sin dudarlo. Hay un cuento de las mil y una noches que cuento muchas veces, «La mujer más bonita del mundo» y la propuesta me lo trajo a la cabeza inmediatamente. Si ya tenia uno, no iba a ser difícil encontrar tres más. Ya lo he explicado muchas veces, a mí en una hora me caben cuatro cuentos y el diálogo con quien escucha porque sé que es necesario para digerir las historias poder conversarlas.

Y llegó el día, y me vestí de negro que es mi uniforme de trabajo, y tome los fulares adecuados, tengo unos cuarenta fulares de diferentes colores y texturas para poder acompañar mis cuentos, aunque cuentos tengo más de cien en la cabeza, de modo que si los contará todos seguidos tendría que repetir pañuelos.

Salí de casa con una ramita de menta, para crear ambiente, y con la boca seca de los nervios. Y llegué a un espacio desconocido, que tuve que hacer mío en menos de un minuto, y acomodar a las personas que acudían a recoger su regalo vestidas con ropa cómoda. Ella no sabían que debían esperar, y yo no sabía como iban a recibirlo.

Y empezamos.

Diez días después aún me mantengo en ese espacio de acogida y escucha. No creo que pueda olvidar, salvo enfermedad mental, esa sesión de cuentos en la intimidad de un vinculo secreto. ¿Será así como se sienten las personas que pertenecen a un club selecto donde hay que pasar grandes pruebas para entrar? Allí estábamos, todas madres de diferentes maneras, yo contando desde la experiencia de una maternidad de treinta años, ellas escuchando desde sus maternidades diversas, algunas tan extrañas que son madres a tiempo parcial de los hijos de otras personas, lo que no significa que no den todo lo mejor de si mismas en el compromiso de hacer de esas personas pequeñísimas, personas felices que viven en plenitud mientras descubren una parte del mundo de su mano.

Algo de eso sucedió aquella noche. Algo de esa plenitud del descubrimiento nos unió a través de los cuentos. Algunos de tradición oral, otros cuentos de autor y uno, el más largo, un cuento-experimento que se creaba a si mismo al ser nombrado… «¿De donde vienen las madres?»

– Por favor, dime un lugar.

– Y ahora tú, dime una característica personal o una emoción.

Con esas dos cosas, no sé de donde, o quizás sí lo sé – de ser hija, de ser madre y de llevar toda la vida contando cuentos – montaba un microcuento en decimas de segundo, y luego una vez más y otra.

Y luego escucharlas. Que a veces, parte importante de contar es ser también receptora de todo lo que los cuentos remueven dentro de la gente, emociones que necesitan ponerse en palabras para descubrir como bien dice Rosa Montero, dos verdades universales, una que todas somos iguales y dos que todas somos diferentes.