Con motivo de la celebración el 8 de marzo del Día de la Mujer, la Biblioteca Pública de Cáceres «A. Rodriguez-Moñino y María Brey» propone la creación de un grupo de debate y reflexión sobre feminismo. La actividad se plantea a modo de tertulias temáticas alrededor de textos reflexivos del feminismo que nos acercan a nuestra propia historia.
Serán charlas-coloquios para descubrir el papel de la mujer en las sociedades del pasado, del presente y del futuro, apoyándose en libros de especialistas, estudiosas y pensadoras.
Las actividades serán coordinadas por la escritora, lectora y activista, Carmen Ibarlucea.
Y se celebrarán:
todos los lunes de marzo en la sala Vicente Paredes (planta baja)
a partir de las 18:30 h
Aforo 15 plazas
entrada libre hasta completar aforo
El lunes 7 de marzo comenzaremos con la lectura «El hombre prehistórico es también una mujer» de Marylène Patou-Mathis; un acercamiento a la arqueología de género que abre una reflexión sobre los roles de la mujer en las sociedades primitivas y en el mundo en general.
No es necesario haber leído antes el libro; en las charlas se entregarán textos que servirán de punto de partida para el debate y la discusión.
Y me acuerdo de Simone Weil, y de su conocida sentencia “El mal es ilimitado, pero no infinito. Sólo lo infinito limita lo ilimitado. (La gravedad y la gracia, 1947)
Ustedes van a leer esto en los primeros días de 2022, aún con la resaca de los buenos deseos y los buenos propósitos. Sin embargo, yo escribo en los últimos días de 2021, en medio del balance vital que parece imponerse sin que pueda hacer nada por evitarlo.
No voy a generalizar porque eso está feo, y suele ser mentira. De modo que les diré que en mi caso, en los últimos años, el balance suele tener un regusto doloroso, y eso que en mi vida he superado un cáncer grado III y debería sentirme como quien alcanza la cumbre del Everest o gana el Premio Franz Kafka, cuanto menos, por el resto de mis días.
Pero es que en este balance agridulce no suelo mirar mi propia vida, supongo que por eso en el balance general me sale muy alta la cuenta de los pasivos, con las deudas y obligaciones que tengo con el mundo.
Que Desmond Tutu nos deje hace que la cuenta se incline por el lado de la memoria hacía los desafíos futuros. Ser fiel a los principios más humanos de justicia desde el afecto, mantener nuestra independencia incluso de las instituciones que abrazamos, porque es más importante la Justicia que cualquier otra consideración o lealtad.
Y me acuerdo de Simone Weil, y de su conocida sentencia “El mal es ilimitado, pero no infinito. Sólo lo infinito limita lo ilimitado.” (“La gravedad y la gracia” 1947) y me pongo manos a la obra con la mirada amorosa, y por tanto infinita, hacia el mundo.
En ese estado me alcanza una llamada, y me recuerda una guerra que no acaba, la de Siria. Y me recuerda que aún existen personas que escapando de la guerra van a parar a los campos de refugiados. La persona que me llama me habla concretamente de la situación en el Líbano, donde estas personas que no conozco pero que son tan personas como yo, viven sufriendo una precariedad que no cesa.
¿Qué balance harán de sus vidas? ¿Qué propósitos de Año Nuevo formularán? ¿Creerán aún en la bondad del Ser humano? Porque seamos sinceras, nuestro sistema es injusto y no da respuestas justas ante las emergencias de la vida. Nuestro sistema social hace aguas por el lado de las instituciones.
Consulto la prensa internacional y descubro que en 2021 se ha informado de que en los campos de refugiados “UNICEF estima que el 22 por ciento de las familias de refugiados sirios enviaron a sus hijos a trabajar y el 35 por ciento tuvo que interrumpir la educación de sus hijos.”
Descubro que el Ministerio de Educación del Líbano aplica políticas que bloquean el acceso de los niños refugiados sirios a la educación (Fuente Human Rights Watch diciembre 2021). Miles de niños refugiados sirios han estado fuera de la escuela, bloqueados por políticas que requieren registros educativos certificados, residencia legal en el Líbano y otros documentos oficiales que muchos sirios no pueden obtener.
No me voy a extender, porque ustedes estarán entrando en la última recta de la Navidad, pensando en hacer la felicidad de sus seres queridos, pensando en regalos que muestren su amor a quienes conocen bien, y pensando sobre todo en hacer feliz a la infancia que mejor conocen. Sin embargo, me voy a permitir dejarles dos propuestas diferentes, para ser mágicos en la verdad e infinitos en el amor como nos propone Simone Weil.
La primera atender la llamada de la ONG Sonrisas en Acción y hacer un donativo, por pequeño que sea, en su cuenta bancaria con el concepto “Dona Navidad” (ES42 2100 4839 5422 0012 5632) para que esa infancia que crece en la absoluta precariedad no deje de tener fe en el Ser humano, y esperanza “esta pequeña niña que atravesará los mundos”
La segunda, cargar con las deudas y obligaciones del balance sin perder la alegría. Mi regalo es recordarles que “umuntu, ngumuntu, ngabantu”, un dicho popular que se traduce como “una persona es una persona a causa de los demás”.
Cada año, en el mundo mueren 70 mil millones de animales para entrar en la cadena alimenticia de las personas, pero una persona vegana es responsable directa de salvar la vida a 200 o 300 animales al año
Me siento a escribir rodeada de noticias sobre la COP26, pero no se preocupen, que no les voy a dar más la lata con eso. Creo que hay suficientes análisis sesudos sobre lo dicho, lo hecho, y las razones del retraso en poner verdaderamente manos a la tarea de salvarnos.
Se ha dicho muchas veces, pero sigue siendo un misterio, que somos la única especie animal que atenta contra su propia supervivencia. Se dice así para simplificar, porque hemos quedado fuera de la autorregulación de los ecosistemas. Pero dado nuestro grado de conciencia sobre nuestra propia existencia, llama la atención que no podamos dar con respuestas satisfactorias a nuestro ilógico comportamiento.
Como me gusta leer de todo, me he encontrado un artículo que expone un estudio publicado en Proceedings of the National Academies of Science, que parece demostrar que la actividad cerebral consciente está relacionada con la llamada “sustancia química del placer al obtener la recompensa esperada” o dopamina. Es un neurotransmisor producido en una amplia variedad de animales, incluidos tanto vertebrados como invertebrados, y cumple funciones de neurotransmisor en el sistema nervioso central.
Saber esto me intranquiliza. ¿Qué nos pasa? ¿La conciencia se nutre de dopamina, pero para producir dopamina necesitamos experiencias egoístas y altamente perjudiciales para el conjunto del planeta? ¿Es que no podemos hacernos conscientes y encontrar placer en el ejercicio del cuidado y del apoyo mutuo?
Cambios en el día a día
Por mi propia experiencia les aseguro que podemos perfectamente. Ya saben que soy vegana, lo digo a todas horas en todas partes, y desde mi pasado cumpleaños lo llevo escrito en mi ropa. Y debo confesar que ser vegana es una fuente incesante de placer para mí, debo tener los niveles de dopamina por las nubes.
Curiosamente la COP26 se celebra en noviembre, mes del veganismo. Gandhi, el político indio, dijo: “debes ser el cambio que deseas ver en el mundo” y aunque es cierto que necesitamos muchos cambios a nivel político y económico, creo que un cambio en nuestro día a día, sería, ahora mismo, tan efectivo como la revolución francesa en su momento. Y sin guillotina.
Cada año, en el mundo mueren 70 mil millones de animales para entrar en la cadena alimenticia de las personas, pero una persona vegana es responsable directa de salvar la vida a 200 o 300 animales al año. Esto me lo recuerdo a mi misma cada vez que abro la boca. Y es un placer.
Además, una persona vegana ahorra agua. Los datos sobre el acceso al agua son terribles, y nos informan de que 783 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua limpia, pero mientras tanto la ganadería utiliza casi un 1/3 del agua potable disponible en el planeta (Water Resources and Industry, 2013). ¿Más argumentos? Se necesita un 72% más de agua para criar vacas de leche que para producir soja, o avena. Y si queremos añadir el componente amoroso a nuestro egoísmo, dejaríamos de torturar a vacas y terneros, obligados a separarse en las 36 horas posteriores al parto, sólo para que los supermercados se llenen de bricks o de quesos.
Por otra parte, los alimentos de origen vegetal tienen una menor huella de carbono que los de origen animal. La cuarta parte de las emisiones globales proviene de los alimentos. Este cálculo se hace tomando en cuenta los nutrientes necesarios para que crezcan, hasta el transporte necesario para acercarlos a nuestros hogares, e incluso la tasa de desperdicio, no olvidemos que un tercio de todos los alimentos del mundo los convertimos en basura. Pero en este recuento opulento las vidas animales dejan más huella de carbono durante sus vidas esclavizadas y sus muertes violentas.
Otra ventaja placentera del ser vegano es el ahorro en sanidad, porque la comida vegana, aunque sea ultra procesada sigue siendo 100% libre de colesterol. Y si la dieta vegana es saludable, el plan es perfecto. Una dieta basada en frutas, verduras, cereales y legumbres disminuye el riesgo de desarrollar diabetes. Y por si no lo sabían, el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes provienen de ingerir a otros animales.
Y uno no es solidario sólo con los otros animales, o con el medioambiente en general, también hay solidaridad entre personas en el veganismo. Según estudios de viabilidad futura el veganismo es la única forma de alimentar a una población creciente. “si todas las personas fueran veganas, y no se desperdiciara comida, la producción actual podría alimentar a 10.000 millones de personas.
Y en lo cercano debo contarles que las personas que trabajan en los mataderos o en las granjas industriales suelen estar dentro de las escalas más bajas del ranquin social (menores salarios y valoración social), pero la experiencia de coexistir con la violencia extrema cotidiana hace que sean un sector con problemas de salud mental, que van desde la depresión al suicidio. Esas personas podrían tener empleos más felices en la emergente industria vegana.
También el mar se beneficia del veganismo. Solo un pequeño apunte egoísta. Los cálculos oficiales hablan de que 300.000 ballenas y delfines mueren cada año víctimas de la pesca industrial.
Hay muchos, muchísimos más placeres en el estilo de vida vegano. Ojalá los descubran ustedes muy pronto. Yo he aprovechado que la COP26 se celebra en noviembre, para recordarles que si los gobiernos nos dan la espalda, aún no está todo perdido, porque tenemos el poder de decidir qué comprar y dónde, y comprar ya se sabe que es una actividad placentera.
Publicado en ElDiario.es/Extremadura el 28 de noviembre de 2021
El pasado jueves fue 25 de noviembre, y CASI toda la sociedad se puso de acuerdo para denunciar la existencia de la llamada Violencia de Género
El pasado jueves fue 25 de noviembre, y CASI toda la sociedad se puso de acuerdo para denunciar la existencia de la llamada Violencia de Género, la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres, y que alcanza muchas veces también a las criaturas humanas o no humanas, que son amadas por ellas.
He puesto el “casi” en mayúsculas porque la falta de consenso total me parece muy grave en este asunto, tanto como la falta de consenso social para interiorizar los Derechos Humanos como reglas de convivencia imprescindibles. A ese “casi” negacionista les recomendaría la lectura de la antología de relatos de Emilia Pardo Bazán “El encaje roto” que nos ofrece Cristina Patiño Eirín. A ver si con perspectiva histórica comprende que no es un invento. Que ya decía la autora en 1901 escribiendo para La Ilustración Artística: “Siguen a la orden del día los asesinatos de mujeres. Han aprendido los criminales que eso de la pasión es una gran defensa prevenida, y que por la pasión se sale a la calle libre y en paz, y no se descuidan en revestir de colores pasionales sus desahogos mujericidas”
Pero quiero aprovechar este espacio para reflexionar en voz alta sobre algo que vengo observando desde hace algunos años entre mis amigas que son o han sido víctimas de violencia de género. A veces una, a veces varias veces.
Vaya por delante que mis amigas son personas extraordinarias todas. Personas capaces, inteligentes y alegres. Nadie al verlas podría pensar que ellas están sufriendo o han sufrido este tipo de violencia, porque no hay nada oscuro en sus miradas.
Pero a mi, que soy de las afortunadas que no ha sentido violencia dentro de mi pareja heterosexual, me llama la atención un factor común a todas mis amigas y es la disculpa continua de sus victimarios, y el sentimiento de cuidado y protección con el que se refieren a ellos en mayor o menor medida.
A fuerza de escucharlas, y de quererlas comprender, he terminado por pensar que ellas no ven al hombre adulto. Ellas siempre están viendo al niño maltratado, humillado, sufriente. Ese niño al que la Declaración de los Derechos Humanos nos dice que debemos defender y librar de todo mal.
Hablamos muy mal del amor romántico, y no seré yo quien lo desdiga. Pero ya saben que tiendo a tener un pensamiento divergente, y me pregunto si el problema no es solo el del amor romántico, sino también el concepto de maternidad. El ser humano es el único animal que prolonga sus lazos familiares y de cuidado más allá de la infancia de su progenie. Además, somos capaces de escucharnos, de imaginar a las otras personas en su dolor. Y lo que aún no han aprendido los jueces y los Servicios Sociales, lo sabemos las personas de a pie: las heridas emocionales de la infancia son incurables. Podemos aprender a vivir con ellas, pero no somos capaces de sanarlas al cien por cien.
Sobre la violencia hacia las mujeres y porque nos acompaña desde el inicio de la civilización tengo más preguntas que respuestas. Me decía un amigo de la comunidad LGTBI (otra comunidad humana transversal que debe hacer frente a la violencia en múltiples formas) con el que conversaba sobre este común denominador de mis amigas, y me decía él que son sabías porque no es bueno vivir odiando. Y le respondía yo que las víctimas de las bandas terroristas en su mayoría no perdonan, y sin embargo las víctimas de violencia de género tienden al perdón, y se salvan muchas veces por el deseo de proteger a terceros.
Una de mis amigas tuvo su último juicio hace dos semanas. Al violento la fiscalía le pedía 9 años de cárcel. Mi amiga iba con pena, y me decía en el chat privado que mantenemos: “no quiero arruinarle la vida”. Decía eso del hombre que casi la mata en varias ocasiones. El hombre que la golpeo en el suelo estando embarazada. El hombre que le arrancó la vía en el hospital y tuvo la serenidad de llamar a las enfermeras diciendo que se había enganchado, cuando en realidad él la había tirado de la cama.
Y ella, que me ha contado todo eso con lujo de detalles, me dice que no quiere volver a verlo nunca más, pero que no le desea nada malo porque ha sido un niño muy maltratado. Un niño al que hace menos de treinta años le ataban la mano izquierda en el colegio para que escribiera con la derecha, un niño que era inquieto y revoltoso, y le daban palizas para que se estuviera quieto.
Tengo una amiga, que se libró de visitar a su padre maltratador en su primera infancia, porque tenía tanto miedo que se hacía pis y se desmayaba durante las visitas que había impuesto el juez. Ella se siente afortunada, porque sus hermanos no se hacian pis, ni se desmayaban, y crecieron viendo al maltratador.
A lo mejor mi amiga tiene razón, y la única forma de acabar con la violencia contra las mujeres es dejar de maltratar a la infancia, en todas las múltiples formas que lo hacemos. Y yo añado, que no estaría de más darle una vuelta a la forma de amar que enseñamos a nuestras niñas. Que ya está bien. Que la empatía no es patrimonio de las mujeres, y no puede ser causa de perder la vida.
Publicado en El Salto Diario en co-autoría con Juanan Cardoso
Les vamos a dar cifras, pero queremos que no olviden que detrás de cada uno de esos números se esconden personas. Que cada una de esas cifras es la realidad de Elizabeth, de Alba, de Pedro o de Iván, que a veces acumulan meses sin poder pagar el alquiler, o los libros de texto de sus hijas e hijos.
Aunque van a encontrar este artículo lleno de números, en realidad hablamos de esas personas, con nombre, con vida propia, con sueños y también, a veces, muchas veces, con pesadillas. Extremadura, que es actualmente la única región en España que se acoge a las ayudas de la Unión Europea como región objetivo de convergencia, esto significa que somos la única región que sigue recibiendo ayuda para salir de la pobreza. Pues bien, durante este año 2018, a dos años de cerrar el periodo de 2014-2020 en el que debe re-evaluar la consecución de los objetivos, nos encontramos con cifras desalentadoras.
En nuestra comunidad autónoma, la tasa de paro oficial está en torno a 128.000 personas (datos del primer trimestre de 2018), de las cuales, 43.500 no tienen ningún ingreso.
En Extremadura el salario medio es de 1.328 €, el menor del país. Esta cantidad representa el 81% del salario medio del Estado español, que se encuentra en 1.639€. En otros lugares, como Madrid o Euskadi, el salario medio es de 1.933 euros, lo que significa que ganan un 46% más que en nuestra región, para hacerles la cuenta, son 605 euros más al mes.
Muchas de ustedes se estarán diciendo: “es tramposo, en esas comunidades todo es mucho más caro”, sin embargo si lo comparamos con nuestra región vecina, Castilla-La Mancha, que tiene similares costes de vivienda, allí el salario medio es 170 euros mayor que el extremeño.
En Extremadura, el 40% de las personas asalariadas está ganando menos de 1.229€ al mes. Y según datos del IEEX, son alrededor de 40.000 personas las que cobran menos del SMI de 2018, esto es, menos de 735,90€ al mes. Seguramente por ello somos la Comunidad Autónoma que más poder adquisitivo ha perdido durante el pasado año 2017, un 2,7%. Y un 43% de las personas desempleadas, lleva en esta situación más de 2 años. Además, solo un 25% de los empleos que se ofrecen son cualificados, lo que nos lleva a ser la 4ª autonomía por la cola que se valora como destino para trabajar (Monitor Adecco de Oportunidades y satisfacción).
Y si miramos a nuestros pensionistas, descubrimos que casi el 60% reciben pensiones que están por debajo del umbral de la pobreza. Para quienes no lo sepan, se considera el Umbral (puerta de paso entre la vida digna y la vida bajo mínimos) percibir una renta de un 60 % del total de la renta media nacional, unos 684 euros mensuales.
Hemos recurrido al Informe AROPE de 2016 para consultar los datos sobre pobreza y nos hemos encontrado con estas cifras:
BITH (Baja intensidad de Empleo en el hogar): 20,3% O lo que es lo mismo, en más de 87.000 hogares extremeños, todas o casi todas las personas de la familia están en desempleo.
Riesgo de pobreza: 30,4% (331.000 personas)
Pobreza: 23,7% (257.700 personas)
Pobreza severa: 6,7% (73.300 personas)
Llamamos pobreza severa a la imposibilidad de tener una alimentación equilibrada, o el no poder adquirir alguno de los electrodomésticos que en el primer mundo se consideran bienes cotidianos, esas cosas que hay en todas las casas, como lavadora, frigorífico, teléfono, televisor…). Pero, si quieren saber en cifras de qué estamos hablando, hablamos de personas que ganan menos de 342€ al mes.
Para quienes vivimos en Extremadura estas cifras tienen rostro, a veces rostros muy hermosos y queridos. Para quienes escribimos este artículo son una realidad cotidiana que nos impele a no sufrir en silencio. La pobreza no es una vergüenza que deba ser silenciada, ninguna realidad humana lo es.
Quizás, al leer este artículo algunas personas descubran que no son pobres, y algunas otras descubran, asombradas, que lo son en términos materiales. No era nuestra intención ser panfletarias, sino más bien, sacar a la luz una realidad silenciada.
Publicado en el blog Desconexión nuclear de El Salto Diario
Un mes antes de la huelga feminista, las mujeres que de una u otra forma (profesional o activista) nos movemos en torno a la energía, nos dimos cita en Bilbao para reflexionar juntas y una de las cosas que sacamos en claro fue que desde un planteamiento ecofeminista la energía debe ser un derecho y no un bien de consumo. Teniendo siempre claros los límites del planeta en el uso que hagamos de la misma. Obviamente desde esta perspectiva sólo las energías limpias tienen cabida, sin embargo te traigo aquí algunos argumentos que pueden resultar útiles en un debate convencional entre personas que no tengan tan claros los principios de la ecodependencia y la interdependencia.
El pasado 8 de marzo vivimos una huelga sin precedentes, algo que muchas de nosotras no hubiéramos imaginado ni en nuestros mejores sueños. Y vimos cómo las calles se llenaban de mujeres, y de hombres, que pedían un cambio en la forma de entender la vida y las relaciones. El manifiesto feminista decía: “Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas”.
Una de las formas de gritar bien fuerte es gritar pidiendo el cierre de las centrales nucleares, porque no podemos decir que queremos cuidar el planeta y a la vez producir/consumir una energía que pone en peligro la biodiversidad cada segundo que pasa.
Un mes antes de la huelga feminista, las mujeres que de una u otra forma (profesional o activista) nos movemos en torno a la energía, nos dimos cita en Bilbao en el I encuentro Género y energía para reflexionar juntas y una de las cosas que sacamos en claro fue que desde un planteamiento ecofeminista la energía debe ser un derecho.
Teniendo siempre claros, por supuesto, los límites del planeta en el uso que hagamos de la misma. Obviamente desde esta perspectiva sólo las energías limpias tienen cabida, sin embargo te traigo aquí algunos argumentos que pueden resultar útiles en un debate convencional, entre personas que no tengan tan claros los principios de la ecodependencia y la interdependencia.
Estas son doce razones argumentadas para exigir la desconexión nuclear. Comencemos por el principio:
1.- La extracción del uranio Cuando abres una mina encuentran rocas con un gran cantidad de este mineral que puede contaminar el aire, el agua y la tierra. Bruno Chareyron
Aproximadamente, por tonelada de uranio, se generan 3.700 litros de residuos líquidos. A lo que añadimos los residuos sólidos de radio (elemento que da el nombre a la radioactividad) y otros elementos, que suponen unas cien veces el peso del material obtenido; una mezcla donde hay restos de ácido sulfúrico, bióxido de manganeso, carbonato e hidróxido de sodio, cromo, cobalto, cobre, hierro, isodecanol, molibdeno, níquel, radio 226, radio 222, vanadio, y algo de uranio aún. Los compuestos radiactivos poseen una vida media que, en algunos casos, se cuenta en miles de años.
Para extraer el uranio se dinamitan cientos de hectáreas para poder acceder al mineral que de forma natural se encuentra diseminado. Una vez reunido se muele y se realiza la lixiviación para lo que es necesario el ácido sulfúrico que ayuda a decantarlo. En el proceso de decantamiento ya tenemos emisiones de radiaciones ionizantes alfa, beta y gamma, y metales pesados solubles en ácido y gas radón 222. Pero ya hemos obtenido el uranio y algunos otros elementos como el torio, radio, protactinio, plomo, polonio.
Todas sabemos que el uranio obtenido en este proceso es altamente cancerígeno, lo sabemos de forma natural al observar a las personas que viven cerca de estas minas y a quienes las trabajan. También lo sabemos por las pruebas realizadas en animales. Sin embargo, no se ha descrito ningún tipo de cáncer en seres vivos como resultado de la exposición al uranio natural o empobrecido.
Aunque sabemos que el uranio empobrecido (U-238) se utiliza en la industria armamentistica. Este tipo de uranio que tiene una vida media de 4.500 millones de años.
2.- Los reactores nucleares liberan radiactividad en el aire y en el agua de forma continua para su correcto funcionamiento Sin necesidad de accidentes, aunque nos hacen creer lo contrario, las centrales nucleares mantiene un flujo pequeño pero constante de fluido que expone a todas las criaturas vivas a las radioactividad que pasa por la tierra, por el agua y por el aire.
Para su correcto funcionamiento deben liberar isótopos radiactivos en pequeñas cantidades.
3.- Los residuos nucleares se mueven de un lugar a otro Mover los residuos nucleares es un actividad de alto riesgo y sin embargo es algo que se hace de forma continuada porque los tratamientos necesarios para su almacenaje rara vez pueden realizarse en el mismo lugar en que se producen. Los residuos generados en España deben viajar a Francia, y regresar, antes de poder ser almacenados
4.- Almacenar residuos durante miles de años de forma permanente Vamos por la cuarta razón para la desconexión nuclear y seguimos hablando de residuos. La verdad es que desconocemos aún cuál puede ser el método seguro que permita almacenar residuos nucleares. Por supuesto, no tenemos ni idea de como eliminarlos o al menos neutralizarlos de forma segura. Ya en 1977 el presidente estadounidense Jimmy Carter tomó medidas para detener la producción y en un artículo del periódico El País de octubre de 1985 se cita el Informe Flowers (sexto informe de la Comisión Real del Reino Unido sobre Contaminación Ambiental, septiembre 1976) concluía emitiendo un veredicto crucial: «No debería permitirse un compromiso con un amplio programa de energía nuclear (sería irresponsable y moralmente equivocado) hasta que no haya sido demostrado, por encima de cualquier duda razonable, que existe al menos un método que garantice la seguridad del almacenamiento de los residuos altamente radiactivos para el futuro indefinido». Estas cuestiones continúan sin respuesta.
5.- Nuestra salud o la de cualquier ser vivo Los problemas de cáncer son la parte más visible de la cercanía a minas, centrales nucleares o cementerios de residuos. La leucemia es una de las enfermedades que suelen estar asociadas a la contaminación del cuerpo con uranio enriquecido (diferenciar del natural o empobrecido). La ingestión de la manera que sea, de grandes cantidades de uranio daña los riñones e impide su funcionamiento. También el cáncer de la glándula tiroides (uno de los órganos del cuerpo más sensibles a la radiación), es habitual.
Las radiaciones ionizantes no controladas provocan alteraciones en el ADN. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de forma normal una persona recibe unos 3 milisieverts (unidad que mide la dosis de radiación absorbida por la materia viva) en un año normal, el 80% a través de fuentes naturales de radiación y el resto a través de procedimientos y pruebas médicas.
No debemos olvidar que la radiación reduce el número de glóbulos blancos y eso nos hace más vulnerables a las infecciones.
6.- DDHH Las normas sobre la seguridad en lo relativo al contacto con la radiación se están relajando de forma permanente. Cada nueva regulación es más laxa que la anterior, lo que significa que cada vez estamos más expuestas.
Los residuos siempre se llevan para su almacenamiento a zonas económicamente empobrecidas, lo que hace que sean las poblaciones más vulnerables las que, por una compensación económica, se arriesgan a vivir cerca de una fuente de radiación que va a durar miles de años. Si le sumamos lo anterior, parece que en lo que respecta a la energía nuclear, las clases sociales existen y los DDHH son continuamente vulnerados.
7.- Derechos medioambientales En 1972 se comenzó a hablar de los derechos medioambientales durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo. Se habla de la necesidad de un entorno humano saludable. Y puede parecer que Naciones Unidas tiene bonitas palabras que nunca se pueden llevar a la práctica, pero en estos días en que la Constitución Española de 1978 está tan de moda, es bueno recordar que en su artículo 45 establece que tenemos derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo, y que los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.
8.- Derechos Animales Los animales no humanos con quienes compartimos el planeta tienen derechos, aunque no exista un documento que lo ponga por escrito. Los animales silvestres necesitan un entorno adecuado para el digno desarrollo de su vida. Las minas a cielo abierto, o el sobrecalentamiento constante del agua en la que viven o de la que beben, son aspectos que perturban gravemente el desarrollo de sus vidas.
Durante milenios el pensamiento occidental ha justificado la intervención en el medio natural y las consecuencias negativas para el resto de seres vivos, amparándose en una supuesta superioridad basada en una jerarquización de la vida. Cualquier acción humana realizada para nuestro propio interés, estaba por encima del interés de animales y plantas. Ya no podemos continuar amparándonos en este tipo de excusas, nuestra naturaleza biológica deja en claro que somos animales y nuestra ética debe ponernos en nuestro lugar, osea en un plano de igualdad respecto al resto de la vida en el planeta.
9.- Económicas Donde se produce un accidente nuclear no hay otra opción que abandonar el lugar. Tenemos el ejemplo de Chernobyl, actualmente un paraje abandonado, pero que significa un elevado coste monetario de más de 350 mil millones de dólares.
A partir de los 30 años de funcionamiento, cuando se amortizan la centrales nucleares, los propietarios de éstas pagan 1,5 € por kWh producido, mientras que lo venden a unos 5,5 € al mercado de la electricidad. Una empresa así es el sueño de cualquier capitalista, pero está fuera de cualquier otro análisis económico donde además del capital se ponga en el balance el coste en el bienestar de las personas, de los animales y del equilibrio ecológico.
Además, la obtención de kilovatios a través de centrales nucleares requiere la importación de uranio, que según datos del Foro Nuclear procede de Rusia en un 45%, Australia 22%, Níger en un 20% y el resto se reparte entre Kazajistán, Canadá, Sudafrica y Ucrania.
Según el Foro Nuclear, el uranio para alimentar a las centrales nucleares está garantizado durante los próximos 100 años, lo que desde el punto de vista de la economía feminista, significa que se acaba en tres generaciones. Osea, mañana mismo.
10.- La solidaridad intergeneracional Creo que queda claro que la energía nuclear, desde su comienzo hasta su no-final, puesto que los residuos permanecen radiactivos durante miles de años, es uno de los mejores ejemplos de todo lo que de perverso hay en nuestra sociedad. Mantener la energía nuclear, cuando no sabemos manejar de forma segura los residuos que produce, delega en las generaciones futuras el riesgo, las consecuencias y la responsabilidad de gestionarlos.
11 .- Falta de transparencia La desinformación es la norma en las zonas donde existe minería de uranio, centrales nucleares o puntos de almacenaje. La información que nos llega es gracias a filtraciones y lo más habitual es que los máximos responsables no acuden cuando son citados.
Aunque el CSN se define como un ente independiente de la Administración General del Estado que rinde cuentas al Congreso y al Senado, la verdad es que dilatan los periodos entre sus apariciones, a veces hasta dos años completos, y han ido relajando la normativa para la seguridad, dando así más facilidades a las grandes empresas energeticas, de las que también deberían ser independientes.
12.- Frena el desarrollo de las energías renovables Uno de cada tres kilovatios utilizados en 2017 fue producido por el viento, el agua, el sol o la biomasa del territorio que compartimos. Sin embargo, esto no es una buena noticia, deberíamos producir más de esta energía limpia y a la vez replantearnos nuestro consumo, ya que nuestra dependencia energética está 20 puntos por encima de la media europea. Esta situación es la causa de que una buena parte de nosotras estemos expuestas al fenómeno llamado “pobreza energética”, dado que los precios que pagamos por la energía vienen impuestos por el mercado internacional.
En el estado español las importaciones han crecido un 18% en 2017 y el déficit energético ha aumentado un 30,4%, lo que nos aleja del objetivo con el que comenzábamos este artículo, entender la energía como un derecho.
Y quiero terminar con unas palabras en memoria de las casi dos mil encinas muertas en Retortillo. La vida de un árbol también debe ser defendida, un árbol tiene derecho a cumplir su ciclo y estas casi dos mil encinas perecieron en un acto de soberbia comercial, cuando Berkeley decidió darnos la impresión de que la mina a cielo abierto era un hecho incuestionable. Víctimas inocentes del marketing mal entendido, victimas inocentes de la prepotencia de unos animales que han olvidado que son solo una parte más en el delicado equilibrio de la vida: nosotros.
“No creo que llegue a ver jamás un poema tan bello como un árbol” Joyce Kilmer
Publicado en El Salto Diario en co-autoría con Andreu Sánchez García
Hasta la fecha, existían en nuestra región nueve pisos para menores tutelados por la Junta de Extremadura; cuatro de ellos en Badajoz, dos en Cáceres y el resto repartidos entre Mérida, Almendralejo, Montijo y Malpartida de Cáceres y Calamonte. Hogares limitados a seis plazas con el objeto de dar una mejor calidad de vida a esas pequeñas personas necesitadas de protección y en clara situación de vulnerabilidad; hogares que, de acuerdo a informaciones de los propios afectados, en los últimos meses han ido, en lento goteo, desapareciendo: los de Cáceres, Badajoz y Calamonte ya están cerrados, Mérida lo será a final de mes y, en relación a Cáceres, fue cerrado en diciembre el que estaba gestionado por la Asociación Anagénesis, financiado por la Dirección General de Política Social y Familia del Gobierno de Extremadura mediante convenios específicos.
El gobierno de nuestra región, con buen criterio, ofrecía a los menores retirados por su superior interés del entorno familiar, o que han quedado en situación de soledad, una opción para que pudieran tener cubiertas “todas sus necesidades en un ambiente de seguridad, protección y afecto, asegurándoles un desarrollo integral de su persona”, como literalmente reza en la web de la Junta de Extremadura. (ver aquí)
Y es que tanto la literatura, desde hace 200 años, como la aproximación de los estudios pedagógicos a la mayor parte de la población por unos medios de comunicación sensibilizados en la materia, nos vienen alertando de las secuelas afectivas derivables de la estancia en un centro-institución (soledad, inadaptación, problemas de socialización, etc.).
En este sentido, buscando en la web, se puede encontrar el testimonio de una “niña de la Junta” aparecido en 2016 en el diario HOY (leer aquí). Allí, Carmen de la Marta, que vivió sus primeros 14 años en centros de menores nos relata en primera persona: “La parte emocional es nula. Siempre tienes una educadora de referencia, por si te pasa algo, estás mala o necesitas un beso. Pero aún así no dejaba de ser una educadora para 20 o 30 niños. En el San Juan Bautista, cuando yo estuve hace 20 años, podía haber entre 400 y 500 niños. La relación no va más allá porque no puede ir más allá”.
Las observaciones realizadas por psicólogos de diferentes escuelas y procedencias nos indican que para el correcto desarrollo emocional de los menores que han vivido y viven situaciones de desamparo, es necesario evitar largos periodos de institucionalización, favorecer su adaptación social y su autonomía personal y lograr ofrecerles un ambiente lo más similar posible a un ambiente familiar.
Así, aunque los pisos para menores tutelados por la administración no pueden ser un sustituto a la familia, sí ofrecen un necesario espacio de convivencia favorecedor de la autonomía, tal como sucede en el núcleo familiar, donde todos sus miembros pueden hacerse cargo de las tareas domésticas y esforzarse por tener una convivencia armoniosa, redundando ello en una buena construcción de la autoestima.
Y, sin embargo, los pisos para menores se están cerrando en Extremadura. Los niños y niñas que estaban en esos pisos vuelven a los centros de menores, vuelven a vivir una vida institucionalizada. ¿Por qué? Los pisos tutelados están pensados para la infancia a la que se prevé una larga institucionalización, ya que no existe una alternativa familiar, o para aquellos grupos de hermanas y hermanos a los que debemos garantizar su vinculación afectiva. ¿Acaso ya no tenemos menores a los que garantizar esto?
El Fondo Social Europeo podría reclamar a Extremadura el importe de las cuantías que se hayan aportado a los proyectos alegando incumplimiento de contrato En relación a los problemas derivados de la financiación de los hogares cerrados, también existen incógnitas por desvelar. El dinero para el sostenimiento de los pisos para menores tutelados proviene, principalmente, de Europa, y en concreto del Fondo Social Europeo y de los fondos FEDER, según está informado en la propia web de las fundaciones que han asumido la gestión, existiendo otra parte destinada desde los presupuestos autonómicos extremeños. La gestión de los pisos sale a licitación pública, pagando a las entidades que consiguen el contrato con dinero proveniente de la Unión Europea expresamente dedicado a este fin, siendo por ello que solo pueden ser cerrados por un expediente administrativo o por finalización del acuerdo.
En el caso de clausura por el mencionado expediente administrativo, entendiendo que cada caso tendrá sus particularidades (no es una única entidad la que gestiona todos los centros) pudiera darse la circunstancia de que el Fondo Social Europeo sancionase a la administración de Extremadura por haber realizado un mal uso de los fondos destinados a garantizar el mayor interés de aquellos de nuestros menores que se encuentran bajo la tutela de su administración. En la misma línea, el Fondo Social Europeo podría reclamar a Extremadura el importe de las cuantías que se hayan aportado a los proyectos alegando incumplimiento de contrato.
Nos gustaría que el sistema fuera otro. Nos gustaría que se revisara muy bien cada caso y se buscaran soluciones de acompañamiento a las familias antes de dar el paso de tutelar a un menor… Pero, en el actual estado de cosas, fundamentalmente nos preocupan los menores que estaban disfrutando de una vida en un entorno más amigable y ahora están siendo devueltos a los mucho más institucionalizados centros de menores. Si las circunstancias han cambiado para la Administración, nuestros menores deberían disponer de una alternativa adaptada a las mismas pero de iguales características a las previas y con idénticos criterios pedagógicos y asistenciales.
A la incertidumbre frente a los cierres, debemos añadir una pregunta de índole jurídico-administrativo: si la tutela y posterior envío a pisos tutelados se produce bajo supervisión y en cumplimiento de resoluciones judiciales, ¿cómo es posible el cierre y el retorno en algunos casos a familias que siguen siendo desestructuradas?, ¿se han producido los cierres con conocimiento de los jueces? En este sentido, tenemos conocimiento de la presentación de una pregunta en la Asamblea de Extremadura por parte del Grupo Parlamentario de Podemos Extremadura ante la Consejería de Sanidad y Políticas sociales, pregunta que se encuentra a la espera de respuesta oral en la comisión correspondiente. La Administración debiera responder todas y cada una de las cuestiones planteadas.
Publicado en ElSaltoDiario en co-autoría con Juan Carlos Vila
Hay muchos debates abiertos estos días, sin embargo hay uno que, pese a acompañarnos desde la década de los 70 del pasado siglo, sigue requiriendo un posicionamiento firme, y este debate es el que se viene dando sobre la maternidad subrogada.
Toda cuestión que implica un dilema ético debe ser abordada desde varios prismas, y a nosotras nos parece que hay un prisma que está siendo olvidado: la consideración de persona de la niña o niño que se gesta.
Cuando se habla de maternidad, se habla, la mayor parte de las veces, desde el punto de vista de la madre, porque ella pone el cuerpo y el tiempo de la gestación, y pone su estabilidad emocional al servicio de la vida que llega. No se suele hablar del padre (que daría para otro artículo), pero lo que queremos abordar aquí es lo que se suele obviar, a la persona que viene.
SUBROGACIÓN Y TRATA
Se ha entrado en largas discusiones bioéticas sobre donde está el inicio o desde cuándo se considera persona al sujeto de la gestación. Independientemente de la conclusión de ese debate, hay un punto en el que ya lo es, y ese es el verdadero sujeto de la subrogación. La propiedad del gestado se considera derecho (con minúscula, ya que no es para nosotras nada merecedor de mayúscula) de la madre, o en su caso de los progenitores. Y como tal, se producen no sólo los acuerdos comerciales que dan como resultado la gestación subrogada, sino también el ejercicio de la patria potestad. Afortunadamente, esta última ya ha resultado amputada en las leyes actuales y considera ilegal la venta del menor, considerándolo trata. Pero es que, en realidad, este tipo de subrogación es trata. Doble a nuestro entender, porque trafica con el bebé y con la madre.
Ahora bien, se nos presentan en ocasiones comparaciones perversas, ya que pretenden encender nuestros sentimientos de solidaridad al comparar la acción de entregar un bebé con la de donar un riñón, un órgano sin independencia ni vida propia, la equiparación entre el riñón y la “gestación de una criatura”, y no con la persona misma es ya perversa. Pero es que el riñón es una parte de nosotros, es constituyente. Incluso en caso de ser otro órgano, o de solo conservar un riñón, implica dar la vida por otra persona.
La “criatura” es un ser independiente, que no nos pertenece, y que gestamos como parte del proceso reproductivo de nuestra especie; le servimos para que se convierta en una persona, no nos sirve para satisfacer nuestros deseos de procreación, de perpetuación o de aumento patrimonial para subsistencia o enriquecimiento.
Cuando nos plantean el caso específico de la generosidad de una hermana que entrega su cuerpo y su tiempo para satisfacer el deseo de maternidad de su hermana o hermano se convierte en una excepción que quizás ( y queremos decir quizás porque en esto ni las dos personas que escribimos nos ponemos de acuerdo) sí debería estar regulada, pero no como excepción a una norma, sino como norma en sí.
El derecho se ha acostumbrado a regular para toda la sociedad, para las mayorías, mientras que las minorías se convertían en excepciones, que o bien eran tratadas como tales, o simplemente como “daños colaterales” del bien de la mayoría, como sabemos por experiencia quienes defendemos el derecho a educar en familia. Regular una excepción implicaría dotar de estatus legal a circunstancias como el que dentro de la misma familia se realicen estos actos de apoyo mutuo, de donación, donde además se va a poder mantener el lazo inicial.
Y no confundamos adopción con subrogación de la maternidad (llamar donación a esto implica llevarlo al terreno de las donaciones económicas, no a la “donación de sí”). La adopción, como acto jurídico, es una demostración de que nuestro sistema no funciona y pretender que asimilar su sistema a este otro tema va a servir de algo es no conocer la realidad, o aceptar que sea aceptable el abandono de tantos miles de niñas y niños en manos de la subrogación del Estado, simple y llanamente por cuestiones procedimentales.
Donar la capacidad de gestar es un eufemismo para lavar nuestra conciencia En resumen. “Donar la capacidad de gestar” es un eufemismo para lavar nuestra conciencia, para poner una cortina entre una nueva forma de comercio, nuestro egoísmo genético digno de ser estudiado por Richard Dawkins (autor del ensayo El gen egoista) antepuesto a nuestro sentido de la Justicia, ahora sí con mayúsculas.
La vida no se subroga. La vida se comparte, se disfruta, se padece, se ríe o se llora. La vida siempre se da y a veces, algunos se creen con derecho a quitarla. No debemos olvidar que cada una de nosotras la vivimos cargadas de preguntas, heridas en nuestra psique en la mayor parte de los casos por nuestros anhelos, por el desamor (porque el amor nunca es completo), por las pérdidas que van jalonando nuestro camino y construimos nuestra felicidad sobreponiéndonos al dolor de las pérdidas.
No se lo hagamos más difícil a nadie. Pero, cuando hablamos de la trata de personas, en este caso con fines reproductivos, tenemos que afirmar contundentemente a las mujeres que no podemos, no debemos, no tenemos derecho a convertirlas en vasijas, sin olvidar que las principales víctimas de esta trata son las mujeres pobres o en riesgo de pobreza; y que sea la subrogación tradicional (o parcial) o gestacional es siempre comprar niñas y niños.
La esclavitud está en los orígenes del patriarcado y es por ello que erradicarla en cualquiera de sus formas es la única puerta que da paso a la sociedad igualitaria y justa que queremos.
Casi un centenar de personas entre Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia se van a repartir entre centros de mayores y asociaciones para entregar durante una hora a la semana su capacidad de leer en voz alta a personas que por diversas razones, no pueden disfrutar de hacerlo por sí mismas.
En el 2015, el Observatorio del Voluntariado presentó el informe Hechos y Cifras del Voluntariado en España, en ese informe Extremadura obtenía el máximo porcentaje (un 85,4) de personas que piensan que el voluntariado es un ejercicio de ciudadanía y ayuda a construir una sociedad más justa.
La amplia gama de voluntariados que hay en nuestra región se van a ver enriquecidos con nuevas propuestas cada día, nuevas necesidades sociales o nuevas visiones por parte de grupos de personas que escuchan atentas lo que demanda nuestra sociedad. Cuando en 2011 se puso en marcha por primera vez el Voluntariado lector en Extremadura, el escritor Carlos Silveyra reflexionaba:
«Muchos sostienen que la lectura es una actividad solitaria, casi egoísta. Que leer es recluirse, apartarse del ruido mundano, arrojarse en brazos del escrito suspendiendo las conexiones con el mundo circundante. Que para conectarnos con lo escrito debemos desconectarnos de la realidad. Pues sí, hemos de sincerarnos; es cierto, algo de eso hay.
Pero hemos de recordar que también la lectura puede ser generosa, que puede ser un puente entre dos o más personas.
Estamos hablando de la lectura en voz alta, la lectura generosa que, como un presente, uno, lector, ofrece a otro u otros, oyentes. Unos oyentes que son también lectores, pero lectores a través de un mediador. Son otros ojos los que pasan por el libro y sobre todo, es otra voz, una voz que hace vibrar a ese texto.”
En el último año se ha reactivado en las cuatro ciudades con mayor población de nuestra región este voluntariado lector, con la financiación del Plan de Fomento a la Lectura de la Junta de Extremadura y ejecutado por Dianoia Soc. Cooperativa. Esta práctica que durante siglos fue habitual entre vecinos, y que después con la ansiada alfabetización del total de la sociedad parecía una práctica innecesaria, en el mundo anglosajón pronto se vio que el vínculo humano necesita de la historia compartida en voz alta, que el vínculo crece y se hace cálido cuando se alimenta de historias bien contadas que nos hacen vibrar de emoción.
Casi un centenar de personas entre Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia se van a repartir entre centros de mayores y asociaciones para entregar durante una hora a la semana su capacidad de leer en voz alta a personas que por diversas razones, no pueden disfrutar de hacerlo por sí mismas. Un acto de generosidad que las honra, que las hace admirables pero que también las beneficia.
¿Aún tienes dudas sobre el voluntariado? Te cuento cinco cosas que el voluntariado hace por ti.
Te hace sentir que tienes más tiempo. Una investigación dirigida por la Dra. Cassie Mogilner, descubrió que quien practica el voluntariado, percibe que el tiempo es más elástico y se siente más eficiente al hacer la distribución de sus tareas. Algo parecido a lo que sucede con las personas que colaboran económicamente con causas justas, que tiene una percepción de su situación económica más positiva que quienes no lo hacen El voluntariado desarrollar nuevas habilidades. Al enfrentarnos a situaciones nuevas, y a personas con las que de forma habitual no tratamos, logra que desarrollemos talentos que permanecían dormidos y eso hace que sin darnos cuenta logremos mejores trabajos. Y esta es la razón por la que desde hace unos años, las empresas han comenzado a prestar atención a esta parte de la vida de sus candidatos. si tiran de hemeroteca encontrarán artículo sobre este punto en publicaciones como The New York Times, The Wall Street Journal y Next Avenue. Es una fuente de salud. Varias investigaciones que se han venido realizando sobre longevidad, estrés o depresión, han demostrado que las personas que se implican en voluntariado son más longevas, tienen menor índice de depresión y son más capaces de relativizar los problemas del día a día. Dar amor te da amor. Esta es mi parte favorita. Claro que es la más subjetiva, aún así la London School of Economics se han dado el tiempo de hacer una estadística comparativa entre las personas que practican el voluntariado y las que no lo hacen, y el resultado es que al calificar su grado de felicidad y su sensación de ser amadas, las personas que practican un voluntariado, son las que más alto puntúan sus sensaciones en este sentido.
Muchas personas me preguntan si el 18 de noviembre estaré en Madrid. Lo hacen porque saben que no tengo pereza en acercarme a la capital para manifestarme por todo aquello que considero justo.
Y en este caso me gustaría ir, sinceramente me gustaría mucho ir y creer que es verdad que esta manifestación organizada (y financiada) institucionalmente persigue el bien común y desea un tren digno, un tren social, un tren que sea útil para la mayoría de la población extremeña y que nos ayude a encarar las dificultades que la desertización del territorio nos están anunciando.
Pero no voy a ir a Madrid a manifestarme porque comparto la visión que me llega desde el Movimiento Tren Vía de la Plata. Hay poca claridad en la información, las propuestas de la manifestación del 18 de noviembre a favor de un tren digno, no define “digno”.
¿Digno como proporcionado al mérito y condición de nuestra región? o ¿qué tiene un comportamiento mesurado? o ¿que nos permitirá transportarnos y transportar mercancías con dignidad?
Si nos atenemos al “Pacto Social y Político por el Ferrocarril en Extremadura” de marzo de 2016 y leemos sus puntos 1, 2, 4 y 5 vemos que antepone el desarrollo de la línea de alta velocidad frente al mantenimiento o creación de líneas ferroviarias de tren convencional electrificado. Y eso significa apoyar un modelo de tren que solo utilizará aproximadamente el 4% de la población, pero que necesita el 75% del presupuesto destinado al ferrocarril.
Creo que esto responde a la primera y segunda pregunta. Lo que consigan no va a ser proporcionado a la condición de nuestra región, ni será mesurado. Nadie gastaría las ¾ partes de su presupuesto en transporte en un solo viaje al año, cuando en realidad necesita ir a trabajar cada día y tiene que pagar impuestos para que le traigan lo más cerca posible comida, ropa, muebles, electrodomésticos y otras cosas.
La tercera pregunta la responde esta noticia: La Junta de Extremadura ha firmado un pacto con ADIF, lo que le va a suponer un desembolso de cuatro millones de euros en 20 años, no para la reapertura, sino todo lo contrario, para convertir el trazado entre Baños de Montemayor y Plasencia en vía verde. Esto contradice el quinto punto del Pacto por el Tren donde se dice que se estudiarán soluciones para la reapertura de la conexión ferroviaria Plasencia-Astorga. No se está invirtiendo, por tanto, en reabrir la línea, sino en destinarla a hacer un camino que dicen “natural”, uno más de los que tenemos en Extremadura.
En Extremadura somos a grosso modo, un millón de personas, pero nuestra densidad de habitantes por kilómetro cuadrado es muy inferior a la media del estado; nuestro dato es 25h/km2. Somos una región que necesita para lograr un desarrollo sostenible una buena planificación, que tenga en cuenta nuestras dificultades, que sea honesta con nuestra población (somos una gente muy inteligente) y que no se nos venda vanidad. Los usuarios potenciales de un AVE se han calculado en 40.000 personas extremeñas, y eso no puede estar por encima de las necesidades de 960.000 que somos el resto, y que somos quienes necesitamos conectarnos dentro de la región.
Desde el Movimiento Tren Vía de la Plata nos proponen una semana de Lucha por un tren público, un tren que conecte Extremadura internamente y que conecte Extremadura de norte a sur y de este a oeste, y será esta semana hasta el 19 de noviembre. No dejen de acudir si les queda cerca porque les darán una información veraz, digna de nuestra inteligencia.